Traigo hoy a
esta página una receta que reúne casi todas las características que hacen que
un plato sea una maravilla. Lo primero, que es totalmente vegetal; lo segundo,
que es muy barato; lo tercero, que no precisa casi nada de trabajo (es
facilísimo de hacer), y lo cuarto, que es medicinal. No produce gases; se puede
preparar en cantidad, y así te dura varios días, con el trabajo que ahorra
esto... ¿Qué más queren? El pisto manchego es una mezcla de verduras, y cuando
te lo comes parece que te estás comiendo algo muy serio, exquisito...
Lleva cebolla,
ajo, pimiento y tomate, por este orden, y se hace de la siguiente manera:
En una sartén
(o en una cazuela) se echa aceite del bueno, del mejor. Se calienta, y en él se
fríe una cebolla más o menos picada. A medio fuego se deja que se vaya friendo,
y mientras tanto se pican dos o tres dientes de ajo, que se añaden. Se
revuelve. Se pican a continuación dos o tres pimientos verdes medianos, y se añaden
también. Se sigue friendo, y mientras tanto, en una ensaladera se pelan y pican
unos tomates (un kilo, y lo más fácil es hacerlo con tomate entero de
lata, que es muy bueno y te evita el pelarlo). Una vez picados se añaden a la
sartén (o a la cazuela), se revuelve, se añade algo de sal (mejor poca) y se
vuelve a revolver. Se deja que el hervor se levante y se pone el fuego flojo,
de forma que aquello se vaya haciendo. Si se quiere con bastante agua (la del
tomate) se puede tapar el recipiente, pero yo creo que queda mejor si no se
tapa y se deja que vaya evaporando esta agua.
Una hora
después (no hay que hacer nada más, excepto tener cuidado para que no se quede
demasiado seco) está hecho, lo que se conoce en el aspecto un poco aceitoso,
que lejos de ser malo, es buenísimo. Al acabar se añade una cucharadita (o dos)
de azúcar (por el tomate, que es muy ácido) y se deja reposar. Cuando haya
enfriado un poco se puede recalentar y comer, o dejarlo para el día siguiente,
que estará mucho mejor.
El pisto manchego
es algo parecido a lo que se ha contado (y a lo que se ve en la foto), pero si
se quiere, durante la última media hora se pueden añadir dados de calabacín o
berenjena (o ambos) y dejar que se hagan en el guiso. Y también, cuando se ha
acabado de hacer pero sigue borboteando (antes de apagar el fuego), echar por
encima un par de huevos y revolver el conjunto hasta conseguir esa tirillas
blancas y amarillas que tan buena presencia le dan.
También se
puede ver esto:
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