lunes, 29 de agosto de 2011

Monstruo depredador



TRUCOS DIVERSOS PARA EL ARTE LITERARIO, capítulo cuarto.
(Ejemplo de idea para escribir un cuento)

TÍTULO:
La señora que aparca –en segunda fila y delante del chamizo de los perritos (calientes)– un coche que pesa una tonelada. (O también, la señora de los perritos).

CAPÍTULO PRIMERO:
Esta señora (que tampoco es tan mayor, qué va; es bastante joven) se ha dicho:
Resuelvo la cena en un periquete y sin manchar nada (en su cocina, quiere decir; nada que a ella le afecte directamente).
Bajo en el ascensor, cojo el coche, lo saco del garaje, me voy a donde los perritos, aparco en segunda fila (que allí es fácil), compro unos cuantos y me vuelvo: esta noche se cena plástico. Pago el plástico a precio de oro, hago los 500 metros de vuelta, meto el coche en el garaje, subo en el ascensor..., et voilà!

PRIMERA CONCLUSIÓN:
Esta señora, para resolverse la cena sin manchar nada –como ella dice–, ha contaminado más que un dinosaurio en una tarde de cacería, y a la gente le parece normal; eso es lo que más gracia tiene. Podía haber ido andando, que son sólo 500 metros, y a sus años...; incluso le hubiera sentado bien el paseo. Pero no: hay que mover una tonelada de hierros, que es la costumbre, y eso sin decir nada del menú ni del ascensor...

CAPÍTULO SEGUNDO:
A la mañana siguiente se levanta, observa con disgusto los desperdigados restos de la cena, los recoge, los tira a la basura, se ducha y se va a la oficina. ¡Olé!

SEGUNDA Y ÚLTIMA CONCLUSIÓN:
La vida de esta señora, como se puede apreciar, no tiene nada que ver con la vida perfecta del sabio que propugnaba Séneca, que todavía hay clases.

(Nota final: la foto representa un más que posible escenario para lo anterior.)


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