Lo primero que necesitas es ver dentro de la cabeza lo que quieres, y para ello tienes que poner en marcha la fantasía. ¿Qué clase de tapa debería llevar este libro? (Te estás refiriendo al tuyo, por supuesto.) Porque hay modelos para dar y tirar. En todo caso, toma un papel y un lápiz, compón el gesto y comienza a trazar las líneas maestras... Esto así, esto mejor así, las diagonales en su sitio...
Este podría ser un modelo, y para ello lo único que te hace falta es la foto (o lo que sea) y un programa de edición de imagen. Pero cuando lo acabas quizá lo ves demasiado tradicional y piensas que hay que modificarlo por completo. Mejor sin diagonales, con rectángulos... Y sin colores vivos, tonos cálidos, sino más bien los propios de un ambiente frío...
Esto ya es otra cosa. desde luego. Y además se refiere a un libro que tiene dos títulos, no sé si se ha fijado usted, que no es algo que se vea todos los días. Pero, por lo que sea, le sigues encontrando inconvenientes. Los objetos quizá resultan demasiado alineados, simétricos y armoniosos... Bueno, pero eso tiene fácil arreglo. ¿Y si la tuerzo?
... con lo que consigues que el que tenga el libro en la mano se vea obligado a girarlo, lo que acrecienta el interés del asunto, que es de lo que se trata: de llamar la atención.
Se podrían añadir muchísimas otras precisiones y continuar hasta el infinito, pero yo creo que con lo dicho como primera lección es suficiente. Nada es lo que parece, y aquí no íbamos a ser menos. El que tenga ojos para ver, etc.
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(El presente artículo forma parte de la serie,
Cómo escribir una novela que venda un millón de ejemplares.)